NOTA::::Texto Original

Estimadas y estimados amigos del seminario (licenciatura): Me comentó el director del Ice que aun están en vacaciones por locual no podremos reunirnos en la UABJO. Afortunadamente, el Dr. CesarMayoral muy gentilmente nos proporcionará un espacio en lasinstalaciones del Colegio de Oaxaca. El domicilio es en la calleÁlamos 228, esquina con Emilio Carranza; La sesión es a las diez de lamañana este sábado 31 y al presente adjunto documento de invitación.Reenvio esta invitación a algunos amigos del seminario de posgrado porsi quieren asistir. Les recuerdo a los amigos del seminario deposgrado que para la próxima sesión (7 de agosto) en la cual expondránuestro amigo Eduardo, ya habrán regresado los del ICE de vacaciones(así me lo confirmó el director) y entonces esa sesión si podrállevarse allá.Saludos cordiales

Posdata 1.- para llegar al domicilio tengan en cuenta las siguientesindicaciones: Se llega dirigiéndose al norte por Netzahualcóyotl oEmiliano Zapata (es la misma calle) hasta la calle de Álamosprecisamente que es la que queda una cuadra arriba de escuela Naval (donde se encontraban los cines Géminis) se da vuelta a la rece y a unacuadra se llega a Emilio Carranza. Antes de cruzar esta calle está eledificio del Colegio, contraesquina del lavautos OB.

TERCERA SESIÓN

DE LO MULTICULTURAL A LA INTERCULTURALIDAD. Hacia un replanteamiento del Multiculturalismo.

Héctor Noel José Reyes*

La posibilidad discursiva que planteamos a propósito de la temática que nos atañe y que aborda Parekh[1], sostiene la tesitura de un cambio de paradigma epistemológico en el tópico de lo Multicultural. Es decir, lo que se propone es un cambio sustancial, no periférico, que permita abrir un horizonte hermenéutico que responda a las problemáticas concretas y cotidianas que se van generando en nuestras actuales sociedades, las cuales se caracterizan por ser plurales y polifacéticas. En este cometido, sugerimos una construcción lingüística como teoría y metodología de la evaluación intercultural a partir de la transición del paradigma del Multiculturalismo al paradigma de la Interculturalidad, en los presupuestos de una racionalidad comunicativa y procedimental.
Este juego lingüístico al que nos referimos permitirá ofrecernos un acercamiento en términos de un proceder comprensivo como intensión epistemológica, y un proceder dialógico como intensión praxiológica. Esta doble dimensión hará del paradigma de la Interculturalidad una posibilidad hermenéutica en la medida en que el mundo de lo cotidiano, ubicado en un contexto del pluralismo, permita ofrecer pautas de relecturas sobre el mismo a fin de generar procesos de convivencia y de acercamiento entre las distintas culturas y sociedades de hoy en día.
Empecemos por señalar las insuficiencias que el paradigma del Multiculturalismo comporta a partir de pesquisas epistémicas que darán pie a la construcción del andamiaje hermenéutico de la Interculturalidad.
El Multiculturalismo es la afirmación semántica de señalar múltiples culturas en un espacio determinado. Es la construcción conceptual que sugiere la atomización de sujetos individuales y colectivos sin posibilidad de despliegue e interacción entre sí. Es la lógica que reconoce la pluralidad de entidades sociales y culturales regidas por un fragmentarismo dogmático.[2] El Multiculturalismo sostiene como presupuesto ontológico de que todo universalismo es un “atentado”, contra natura, al pluralismo.
Ahora, la disgregación y atomización que supone este paradigma no abre la posibilidad de enriquecer las visiones que existen de facto. No permite la fluidez dialógica entre las culturas y visiones sino que únicamente las reduce a un estatuto ontológico petrificado[3], que en su etimología eso significa el Multiculturalismo: múltiples culturas.
Lo que aquí se cuestiona no es la constitución fenomenológica de nuestras sociedades actuales, es decir, su condición plural. No es éste el punto en cuestión. Las insuficiencias que aquí se señalan en el paradigma de lo Multicultural, reiteramos, refieren a la aceptación de las culturas como hechos positivos y asépticos, y sin ninguna interrelación simbólica y lingüística. Para el Multiculturalismo las culturas existen sin más, y no es posible una dialogicidad entre ellas, a lo mucho, un reconocimiento de su objetividad, es decir, de su condición de ser una cultura más.
Desde esta crítica al Multiculturalismo, y valiéndonos del análisis habermasiano en el que postula el cambio de paradigma en teoría social como una metodología que permite recuperar y sostener un análisis mucho más amplio sobre la problemática social,[4] la transición que proponemos en términos de un replanteamiento heurístico, abogará por el enfoque teórico denominado de Interculturalidad, el cual permitirá superar el positivismo fenomenológico del Multiculturalismo.
La Interculturalidad supondrá, en función del cambio epistemológico[5], esto es, en tanto recuperación de la mediación lingüística como elemento fundamental de este paradigma, la doble posibilidad de, por un lado, comprender la dinámica interna de los sujetos individuales y colectivos, y por el otro, sus interrelaciones e interacciones a partir de la racionalidad como dialogicidad.
Desde estas premisas, la Interculturalidad, como su etimología ya lo apunta, se concibe como el acercamiento de interrelación entre las culturas más allá de la lógica de la mera objetivación. Es decir, el pluralismo de culturas es un encuentro en toda la extensión de la palabra, es el con-vivir de modos distintos de pensar, actuar y de ser.
Pero con esta afirmación semántica de la Interculturalidad nuestra reflexión no debe quedarse aquí, pues de lo contrario estaríamos cayendo en lo mismo que criticamos: la solidificación y petrificación de los fenómenos sociales. De ahí que nuestro planteamiento se orienta en una heurística de la comprensión, misma que conlleva diversas implicaciones para la teoría social.
Así, el primer acto de acercamiento a lo cultural o la cultura es la comprensión, es la de descubrir el sentido o la lógica interna de una costumbre, de un modo de vida, de una cosmovisión, en principio, distintos a los de quien entra en contacto con ellos. Y esto no consiste en un acercamiento a priori, es decir, como quien con sus propias categorías cognitivas juzga lo que le es diferente y distinto. Por el contrario, se busca socializar las propias categorías de interpretación, ubicándolas, contextualizándolas, y con ello, darse cuenta de que se trata de una construcción social.
La cuestión en última instancia consiste en tener la capacidad de flexibilizar nuestros propios juegos lingüísticos, asumiendo su calidad relativa y contingente, de modo que la producción simbólica estará en función de realidades concretas y determinadas. Incluso, la expresión rortiana de ironía y que retomamos aquí apunta en este sentido. [6] La ironía consiste en asumir una actitud serena frente al pluralismo de verdades que fluctúan en nuestro entorno. Cada quién, mediante una lógica procedimental y argumentativa, tiene derecho a proponer sus propias ideas pero sin la pretensión dogmática de mostrarse como definitivas y absolutas.
Ahora, con esto que se apunta y que de algún modo ya se puso de manifiesto, la Interculturalidad como paradigma de relación supone también un procedimiento formal[7] que permita dar una «viabilidad» de lo que hasta ahora se ha mencionado. En efecto, el modus operandi al que nos referimos consiste en el proceder dialógico, en el proceder según el cual la comunicación es un acto de intersubjetividad que mediante pretensiones de validez (en el sentido del lenguaje al que hacíamos referencia), se pueda establecer un acercamiento con el otro.
En otras palabras, la racionalidad comunicativa no consiste en un elemento arbitrario, como si tratara de elegir un argumento para hacer referencia a algo, sino se trata de situarse en un nivel elemental, es decir, asumir las condiciones lingüísticas o reglas formales del lenguaje que de facto los interlocutores se apropian para poder comunicarse. Es un principio universal en tanto dimensión formal de la comunicación inherente a todo acto de habla, a todo sujeto capaz de lenguaje y acción.[8]
Y es que sin esta petición de principio todo acercamiento y encuentro con el otro o lo otro no podría darse. La interacción simbólica y lingüística es una socialización de esquemas de interpretación, de códigos y estructuras cognitivas, en donde precisamente dicha interacción se soporta en la racionalidad como facultad humana de comunicación, como andamiaje por el cual se ha de conducir el sentido de nuestras argumentaciones al momento de socializarlas.
Con estas aproximaciones conceptuales al paradigma de la Interculturalidad queda pues desarrollada nuestra tesitura antes señalada. La transición a la Interculturalidad denotará pues una apertura más flexible a la dinámica del pluralismo cultural, o al menos esto es lo que se ha intentado mostrar. Lo Intercultural quiere mostrarse pues como un enfoque teórico y metodológico que intenta asumir la condición relativa y contingente de lo cultural[9] (historia, contexto, cosmovisiones, etc.) al mismo tiempo que trata de recuperar un universalismo pragmático del lenguaje independientemente de toda determinación circunstancial (racionalidad comunicativa).
En esto consiste finalmente nuestra aportación al debate de los tópicos tan actuales como los Derechos Humanos, en la condición de pluralidad de nuestras sociedades.


* Egresado del Instituto de Ciencias de la Educación de la UABJO.
[1] Parekh, Bhikhu. La lógica de la evaluación intercultural. En Parekh, B. Repensando el multiculturalismo. Istmo, 2000, pp. 389-432.
[2] Ibidem, p. 392.
[3] El presupuesto epistémico que ha dado consistencia ontológica a la filosofía moderna y a las teorías sociales que derivan de ella, se basan precisamente en esta condición objetivante o cosificante. Habermas va a criticar este paradigma de conciencia o de la subjetividad, de ahí su teoría de la acción comunicativa. Véase Habermas, Jürgen. Teoría de la acción comunicativa. Crítica de la razón funcionalista. vol. II. Madrid: Taurus, 1992, pp 7-9.
[4] Ibidem.
[5] El cambio epistemológico al que nos referimos es la consecuencia de la crítica a las teorías de la subjetividad, es decir, a la crítica de los sistemas heurísticos que se fundamentan en la premisa de un yo pensante y de un objeto que es pensado. De ahí la revolución copernicana a la que nos remitimos, esto es, a la recuperación del análisis y mediación del lenguaje como conditio sine quanon no será posible una hermenéutica de lo social en tanto constitución de fenómenos que pondrán de manifiesto su interrelación e interconexión.
[6] Rorty, Richard. Contingencia, ironía y solidaridad, Barcelona : Paidós, 1996.
[7] Cfr. Cortina, Adela. Crítica y Utopía: La Escuela de Francfort. Madrid: Ediciones Pedagógicas, 2001, pp. 157-163.
[8] Cfr. Habermas, Jürgen. Teoría de la acción comunicativa. Racionalidad de la acción y racionalización social. Vol I. 1era edición. México: Taurus, 2002, p. 16.
[9] Habermas hará referencia al mundo de vida, es decir, a los presupuestos sustanciales que cada contexto y realidad cultural va generando. Es el contenido sobre el que descansa todo sistema axiológico y semántico que una determinada sociedad va creando para legitimar sus modos de vida. Cfr. Habermas, Jürgen. op. cit., vol. II, pp.169-215.
Fuentes de consulta:
Cortina, Adela. Crítica y Utopía: La Escuela de Francfort. Madrid: Ediciones Pedagógicas, 2001.Habermas, Jürgen. Teoría de la acción comunicativa. Racionalidad de la acción y racionalización social. Vol I. 1era edición. México: Taurus, 2002.Habermas, Jürgen. Teoría de la acción comunicativa. Crítica de la razón funcionalista. vol. II. Madrid: Taurus, 1992.Parekh, Bhikhu. La lógica de la evaluación intercultural. En Parekh, B. Repensando el multiculturalismo. Istmo, 2000.Rorty, Richard. Contingencia, ironía y solidaridad, Barcelona: Paidós, 1996.