Raúl Rangel González*
Para hablar de los derechos humanos en relación al tema de las cinco fábulas[1] que nos refiere Steven Lukes, es necesario hacernos estas preguntas que son casi obligadas, ¿Existen derechos humanos por mundo o un mundo con derechos humanos? ¿Los derechos humanos varía por razón de las regiones o por la forma de vivencias y pensamientos de las sociedades ubicadas en diferentes zonas del mundo?; el título de nuestro ensayo es a propósito de las diversas corrientes ideológicas sobre los derechos humanos.
Todos coincidimos en que los derechos humanos son universales, pero los derechos humanos solo es para unos cuantos, o bien, es para todos cuando nos referimos a cierto grupo, sociedad o mundo determinado. Por lo que respecta a este ensayo, entenderemos por mundo como la sociedad universal, e individual cuando hablemos de grupos o sociedades específicas.
En relación a la primera pregunta, tenemos como respuesta el siguiente razonamiento; si partimos de la idea de que los derechos humanos son universales e inherentes a las personas, podemos decir, que los derechos humanos en partes son universales e individuales, esto en atención a las condiciones de vida política, económica y cultural de las diversas sociedades de nuestro mundo, tal como lo refiere nuestro autor en comento, “…defender los derechos humanos no significa simplemente defender a los individuos.” Es decir, los derechos humanos no solamente tutelan bienes individuales como la vida, la libertad de expresión, etc., sino que también bienes abstractos como los colectivos, por ejemplo, los derechos lingüísticos y culturales de ciertos grupos sociales que se les suele denominar minorías, es errónea afirmar que los derechos humanos pertenecen solo a los individuos como ser, sino que también están ligados a la naturaleza del ser, como es su entorno social, cultural, económico y natural.
Ahora, es menester cuestionar el por qué varían las perspectivas sobre los derechos humanos, cuál es viable y sostenible.
De principio, nuestro autor nos invita a reflexionar sobre las diversas sociedades, y expone tres sociedades imaginarias cercanas a nuestra realidad, por lo que no podemos calificarlas de utópica ni distópicas como el mismo Lukes lo dice, de las cuales detalla las características principales de cada una de ellas.
La primera, se refiere a la sociedad Utilitaria, la cual está integrada por personas con espíritu público que poseen un fuerte sentido de las metas colectivas, cuyo objetivo es maximizar la utilidad global de todos ellos, tratando de alcanzar una “mayor felicidad para el mayor número de personas”. Esto significa, que bienestar para ellos es medido por indicadores objetivos como ingresos, acceso a servicios sanitarios, vivienda, etc., para ellos los tecnócratas, los jueces y los burócratas, son gentes más poderosas en utilitaria y son muy admirados. Son expertos en calcular, y utilizan los últimos modelos del ordenador, pero el riesgo es dejar el poder y la decisión a unos cuantos, que pudieran cualquier momento crear leyes superiores contraproducentes para alguna minoría.
La segunda; tenemos a la sociedad Comunitaria, formada por gentes muchos más amistosas, al menos entre ellos, con un alto espíritu público y objetivos colectivos, por lo que se asemejan a la Utilitaria, pero los miembros de Comunitaria están más apegados al suelo, a sus raíces, confían en los entendimientos compartidos y desprecian la vida calculadora de los Utilitarios.
Los comunitarios mantienen sus lazos mutuos que constituyen la esencia de su existir, así mismo, sus egos están enlazados o situados. Pero que debido a las constantes oleadas de inmigración por los movimientos de personas y las comunidades modernas, estas han venido a crear una sociedad mucha más heterogénea y pluralista, construyendo una verdadera comunidad de comunidades, podemos decir que es la “Nueva Comunitaria.”, en la que cada una de las cuales pide el reconocimiento peculiar de su propia forma específica de vida. Creen en el “multiculturalismo” y practican los que dominan la “política del reconocimiento”, reconociendo su escrupulosa equidad, la identidad de cada subcomunidad en las instituciones del país, y utilizan la discriminación positiva para estimular a aquellos en desventaja o en peligro de extinción.
El problema de los nuevos comunitarios es la inclusión-exclusión. Las diferentes subcomunidades tienen creencias incompatibles entre sí, y típicamente las que definen las identidades subcomunitarias son hombres, y sus mujeres están a veces oprimidas, marginadas y maltratadas. Existen problemas de desviación, porque no todos los comunitarios encajan bien en las categorías subcomunitarias, se sabe de individuos que han rechazado la categoría por las que se les identifica, por lo tanto, han simulado que no pertenecen a ella, y se sienten incómodos porque tienden a ser considerados como “no verdaderos comunitarios”, desleales, incluso, “cosmopolitas desarraigados”. No hay nada improbable que ellos formen otra subcomunidad.
La Proletaria, como tercera en nuestra lista de sociedades imaginarias, aunque hace mucho tiempo que se extinguió, los abordaremos como si existieran.
Los proletarios llevan una vida extremadamente variada y plena. Cazan por la mañana, pescan por la tarde y critican después de la cena, desarrollan una enorme gama de capacidades y nadie tiene que padecer una formación parcial y mutiladora para encajar en una característica laboral, un papel o una esfera de actividad exclusiva de la que no se pueden escapar. Donde nadie es un intelectual, porque todo el mundo lo es. Los proletarios dividen el trabajo y se asocian, regulan racionalmente su intercambio con la naturaleza, poniéndola bajo su control común, con las condiciones más favorables y dignas de la naturaleza humana, asimismo, eligen anualmente a sus representantes para las comunas. En proletaria no hay una sola obsesión dominante o forma de vida dominante, cada uno desarrolla su rica individualidad, que es tan multilateral en su producción como en su consumo, libre de impedimentos externos.
En proletaria, el único problema es que no hay problemas, porque es una sociedad donde: a) Se desarrolla fluidamente la planificación de la producción sin mercados; b) No hay conflictos por la asignación de los recursos; c) No interfieren los distintos tipos de vida entre sí; y d) No hay conflictos personales, entre padre e hijos o amantes.
Recordemos que las tres sociedades de las cuales hemos platicado, son sociedades imaginarias en las que los derechos humanos son inexistentes; ahora bien, preguntémonos el por qué buscamos defender los derechos humanos, seguramente todos coincidimos que defender los derechos humanos es proteger a los individuos de sacrificios utilitarios, imposiciones comunitarias y del daño, la degradación y la arbitrariedad. Pues bien, a continuación, viajaremos a un mundo en donde existen dos sociedades en las que los derechos humanos son tomados en serio, dichos derechos son ampliamente reconocidos y puestos en práctica sistemáticamente, como en la sociedad Libertaria, es el lugar en donde todo se puede vender y comprar, aplicando los principios del mercado global.
Las características principales de esta sociedad son las siguientes: a) Todo lo que tenga valor tiene un precio y está sujeto a la obsesión nacional libertaria; b) Análisis: costo - beneficio; c) El derecho más básico y apreciado es el de propiedad; d) Exigen el derecho a recibir la recompensa que traiga el mercado; c) Atribuyen gran importancia el derecho a realizar transferencias voluntarias de lo que poseen debidamente; d) No existe educación pública ni sistema de salud público, ni apoyo público a las artes o al ocio; e) No hay bibliotecas públicas ni transportes, carreteras, parques o playas públicos; f) El agua, el gas, la electricidad, la energía nuclear, el correo y telecomunicaciones son de propiedad privada, como lo son las prisiones; g) Los pobres, los enfermos, los incapacitados, y los que carecen de talento reciben un poco de simpatía y una cierta caridad; h) No se tortura a nadie; i) Todos tienen derecho a votar, el imperio de la ley prevalece, hay libertad de expresión (controlados por los ricos) y de asociación; j) Hay igualdad formal de oportunidades; k) Está prohibida la discriminación activa contra grupos o individuos, pero hay una salida desigual en la carrera de los puestos de trabajo y recompensas; l) Los privilegiados socialmente tienen una ventaja considerable que se deriva de su procedencia social, entre otras. Aquí cabe la cuestionar si se toma suficientemente en serio los derechos humanos en Libertaria, pero que en esta ocasión la respuesta la dé cada uno de nosotros conforme a nuestros juicios y de lo que hemos leído en este ensayo.
Por último, analicemos la vida de la sociedad Egalitaria, una sociedad de un solo estatus, en el sentido de que todos los egalitarios tienen el mismo valor. El bienestar y la libertad de una persona tienen el mismo valor que los de cualquier otra. Así mismo, en ella existe el imperio de la ley, la tolerancia y la igualdad de oportunidades, todas garantizadas constitucionalmente.
Los egalitarios se empeñan en que todos los derechos tengan el mismo valor para sus titulares. Una idea influyente es que se puede crear una estructura económica o política básica que haga que todo el mundo esté mejor, dando prioridad a las condiciones de vida que están peor; existe también un impulso hacia la elevación de ese mínimo derecho mediante políticas que eliminen gradualmente las desventajas involuntarias, sean estas productos de la religión, la clase, la etnia o el género, y así sucesivamente. Para ellos no hay que alcanzar la igualdad a costa de la eficacia. En su lugar persiguen eficazmente conseguir una economía que proporcione el más alto nivel de igualdad de condiciones.
Una vez analizada las cinco sociedades, encontramos siempre deficiencias y fortalezas, sin embargo, es difícil armonizar las cinco en una sola, ya que cada sociedad tiene su razón de ser, lo viable es atender el fondo más que la forma, es decir, independientemente del sistema o sociedad de la cual se hable, debemos buscar proteger siempre los principios universales de los derechos humanos, de modo tal que se llegue a una armonía o equilibrio entre el ser y la naturaleza, y si no es que debemos aprender de las primeras sociedades como lo describe Juan Jacobo Rousseau,[2] la de la Familia; o bien, crear un modelo de Estado con clases de principados como lo describe Nicolás Maquiavelo[3].
Hagamos otras fábulas sobre los derechos humanos conforme a nuestro mundo ideológico.
*Rangel González, Raúl. Integrante del Centro Profesional Indígena de Asesoría, Defensa y Traducción, Asociación Civil y Coordinador del Proyecto denominado: La Profesionalización de intérpretes y traductores, como una herramienta de acceso a la justicia para los pueblos y comunidades indígenas.
[1] Véase Lukes, Steven. Cinco fábulas sobre los derechos humanos. En AA. VV. De los Derechos humanos. Trotta, 1998.
[2] Véase Rousseau, J.J. El Contra Social. Grupo Editorial Tomo, S.A de C.V. México, D.F. 2005. Cap. II., pp. 9-12.
[3] Véase Maquiavelo, Nicolás. El Príncipe. Editorial Porrúa. México, 2004. Pp. 3-30.